Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

viernes, 16 de marzo de 2012

El “¡Viva La Pepa!” en la España del golpe constitucional y los recortes

La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.” Artículo 2 de “La Pepa

"La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales" Artículo 3 de "La Pepa"

Está a punto de cumplirse el bicentenario de la Constitución de 1812: La Pepa. A pesar de ser monárquica y confesionalmente católica tenía un alto grado revolucionario especialmente por limitar el poder del rey, que pasaba de absoluto a limitado; el establecimiento del sufragio universal (concediendo a la ciudadanía derecho a voto independientemente de su nivel socioeconómico -algo que no se volvería a ver en una constitución española hasta casi dos tercios de siglo después-); o la innovación de tener un título dedicado al instrucción (educación) pública.

La expresión “¡Viva La Pepa!” expresa la representación simbólica que para los españoles, tanto favorables como contrarios, significaba la Constitución; para los primeros símbolo de Libertad, la mejor de las virtudes; para los serviles representaba el más negativo caos.

La Pepa tuvo una vida aciaga; promulgada en 1812 fue abolida dos años después al grito servil de “¡Vivan las “caenas”!” por el absolutismo borbónico de Fernando VII.

Nuevamente establecida a los sones del Himno de Riego en 1820. La Pepa y el Himno de Riego se convirtieron en los símbolos de la España revolucionaria. En 1823 una invasión a petición del rey puso fin al Trienio Liberal, La Pepa fue nuevamente abolida y Rafael de Riego, el militar que la había restablecido, ahorcado.

Durante una década (llamada Ominosa) el poder real absoluto volvió a campar a sus anchas en España, y los revolucionarios pagaban con cárcel y sangre la osadía de enfrentarse al absolutismo, tal es el caso de Mariana Pineda.

Una última vez estuvo vigente La Pepa, en el contexto de la guerra carlista, y tras la proclamación del Estatuto Real de 1834 (que no reconocía la soberanía nacional), un grupo de sargentos se sublevó y obligó a la reina María Cristina de Borbón a restablecer la Carta Magna de 1812. Sin embargo, casi un año después se promulgó una nueva Constitución que daba derecho al voto sólo al 5% más rico de la sociedad en sustitución del sufragio universal establecido en la de 1812.

Conmemoramos estos dos siglos de La Pepa con actos que recuerdan el acto jurídico de la existencia de una constitución en España, con un contenido explícito de vincular, en un hilo histórico, a La Pepa con la actual Carta Magna.

Pero aquel texto que proclamaba la soberanía nacional frente al absolutismo cumple dos siglos en un contexto en el que el pueblo español está sucumbiendo a un nuevo absolutismo: el de los “Mercados”, quienes amputan la soberanía nacional de los pueblos europeos (y entre ellos el español) en los aspectos económicos; haciendo caer gobiernos, obligando a parlamentos a no representar la voluntad de los ciudadanos o reformando incluso constituciones.

En este contexto, expresiones como “hay que recortar el déficit”, “hay que contentar a los mercados”, “hay que apretarse el cinturón” se convierten en la versión del siglo XXI del “¡Vivan las “caenas”!", que pronuncian los serviles del nuevo absolutismo, que somete la soberanía nacional a los intereses de esos (eufemísticamente llamados) “Mercados”.

Desde este punto de vista, en defensa de la soberanía nacional frente a los Mercados: “¡Viva “La Pepa”!