Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

martes, 12 de noviembre de 2019

Sobre las elecciones del 10N de 2019


Hace casi cinco años que no escribo en el blog, no porque no hayan ocurrido cuestiones interesantes en estos cuatro años, sino por otras circunstancias. Mi ultima entrada fue reflexión electoral de las elecciones generales del diciembre de 2015. Hoy haré algo parecido pero con una visión más a larga duración.
Fuimos avocados a estas elecciones de ayer por la falta de acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos para llegar a un acuerdo tras elecciones que hubo en el mes de abril. Podemos entrar en un debate sobre quién fue el responsable si la intransigencia insomne de Pedro Sánchez a tener ministros de Unidas Podemos o si la intransigencia y obsesión de Pablo Iglesias en entrar (no él personalmente pero sí Unidas Podemos) en entrar en el Consejo de Ministros. Fuera quién fuera el responsable según el relato, se plantea en un fracaso de la izquierda en gobernar juntos (en cualquiera de sus fórmulas), que se vuelve más dramático porque ahora la extrema derecha está bastante más fuerte que en abril y la suma de PSOE y Unidas Podemos es ahora menor que entonces y, en consecuencia, la dependencia de los partidos nacionalistas/regionalistas (se mete a todos en el mismo saco) se hace más necesaria. Pero todo ello, en mi opinión y desde una perspectiva histórica se quedan cortos.
ESPAÑOLES, EL RÉGIMEN DE LA TRANSICIÓN HA MUERTO

El sistema surgido de la Transición se fundamentó en un pacto entre sectores procedentes de la dictadura (franquismo sociológico) y los sectores procedentes de los distintos antifranquismos. Este pacto era la versión actualizada de los dos proyectos que históricamente han confrontado en la España contemporánea; el federalismo (procedente del partido democrático del s.XIX, y que nada o poco tiene que ver con la cuestión territorial y mucho con la democracia y los derechos sociales) y el tradicionalismo (heredero del carlismo del s.XIX), defensor básicamente de la religión y la monarquía y de un concepto de España basado en la tradición.
La Guerra de España de los años treinta fue el enfrentamiento entre los herederos del republicanismo federal del s.XIX (el republicanismo, las tendencias del movimiento obrero y los distintos regionalismos -el más importante el catalanismo republicano-) agrupados en el Frente Popular y este de hecho aliado a un partido de derechas y católico como el PNV, y una coalición golpista, que basada en el catolicismo y la defensa de (“su concepto de”) España, se habían sublevado contra el gobierno de la República..
Aquella Guerra provocó el establecimiento de una dictadura tradicionalista de carácter fascista encabezada por Franco. En ese momento ese tradicionalismo lo denominaremos franquismo. Pues esa dictadura entra en una crisis de régimen en la primera mitad de los años setenta. Habrá un sector amplio de ese franquismo que entendió que el régimen (como instituciones) era insostenible y la democracia vendría a España. En ese momento, ese sector decide encabezar el proceso en base a la reforma de las instituciones franquistas para mantener los principios del franquismo en España (franquismo sociológico) en vez de quedarse en la represión y que sea la oposición (encabezada por el PCE) quién trajera la democracia en España, con un componente social que se llevaría por delante buena parte de los privilegios de la oligarquía social que provocó y ganó la Guerra, y que sustentaban la dictadura.

¿Qué tiene esto que ver con las elecciones del domingo? Mucho. Aquella situación es la que explica el pacto o pactos que llamamos Transición, y sobre los que se ha sustentado el sistema político que hoy rige en España. Aquellos pactos (de silencio y de la Moncloa -ambos en 1977-, Constitucional -1978- y autonómico -1981-) eran vistos de dos formas bien distintas; para el franquismo sociológico esos acuerdos son la meta, el “non plus ultra”, unos acuerdos de máximos que no se pueden pasar. Para los antifranquismos, sin embargo, era el punto de partida para una España más democrática y social o territorial.
Este sistema funcionó con holgura hasta 2010, en buena medida porque había dos partidos (PSOE y PP) que integraban el antifranquismo y el franquismo sociológico (o dicho en larga duración el federalismo y el tradicionalismo) en el régimen político.
En 2010, entre mayo y junio se llegan a varios límites del régimen; los recortes de Zapatero supone convencer a un sector de su base social que el régimen político estaba al servicio de la oligarquía, en consecuencia, no era una democracia, por eso un año después surgió el movimiento Democracia Real, Ya (el 15M), que pedían ir más allá de los límites de la Transición. Posteriormente, se concretaría en la aparición de un partido, Podemos, que recogería, junto al PCE e Izquierda Unida, organizaciones que desde lustros atrás ya reclamaban una república, esa necesidad de ir hacia una España más democrática y social.
En ese mismo mes de mayo de 2010, se procesa al juez Baltasar Garzón por tratar de juzgar los crímenes franquistas, que bien a mostrar otro de los límites de esta democracia, y a reforzar lo que señalado en el párrafo anterior.
En junio de 2010, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estatuto de autonomía de Cataluña suponía no sólo marcar el límite del sistema político sino la ruptura del pacto constitucional. Como consecuencia de esto, y de la ley de estabilidad presupuestaria, pondrá en marcha el llamado “procés” para la independencia de Cataluña, a partir de 2014.
LAS CUATRO ELECCIONES

Toda esta situación termina por producir una crisis política profunda en dónde se ponen encima de la mesa tres vías de posible salidas;
  1. Superar los límites de la Transición. Sería la manifestación actual de esa visión del antifranquismo de mejorar las libertades conseguidas en la Transición; ante lo que supone en la práctica la necesidad de un proceso constituyente de forma explícita (Izquierda Unida y Podemos) o de una forma implícita (partido catalanistas).
  2. La vía reformista; modificar algunos aspectos del sistema político para mantenerlo, aquí nos encontramos al PSOE y a Ciudadanos.
  3. La vía continuista; representada por el PP que significaba no darse por aludido de las necesidades de cambio en la sociedad; mantener un sistema político u social. Es el heredero del “non plus ultra” del franquismo sociológico.
El PSOE es la organización sobre la que pivota toda la crisis del régimen político. Su incapacidad por mantener su papel histórico desde los años sesenta era la causa de la crisis del régimen.
Recordemos qué ocurrió en aquellos meses; Un PP que ganó las elecciones pero que no tenía aliados para llegar al gobierno; un PSOE que decía que no daban números de un acuerdo con Podemos e Izquierda Unida más los nacionalistas, pero que, sin embargo, alcanzó un acuerdo programático con Ciudadanos, a pesar de tener menos apoyos que un acuerdo con Podemos e Izquierda Unida, y condenado al fracaso por la imposibilidad de ser aceptado por los nacionalistas.
Si vemos todo esto, no en clave partido sino en clave de salida de crisis; lo que nos encontramos es que la salida continuista tenía 123 escaños; la vía reformista (con acuerdo firmado) 131 escaños; la superadora de la Transición con 95 escaños pero no compacto sino con dos proyectos distintos, uno de ámbito nacional y preocupado por la cuestión social y democrática con 71 escaños (Podemos y sus confluencias e IU) y otro de 24 del catalanismo y el nacionalismo vasco en sus distintas variantes.

En porcentaje de voto por orden de apoyo sería el siguiente; Salida reformista tenía el 36% de los votos; la salida superadora de la Transición tendría el 31%; de los cuales el 24% sería la opción del cambio social representada por Podemos e IU y el 7% del problema territorial.
Dicho de otra forma la sociedad española estábamos divididos en tres tercios... Esta situación provocó unas nuevas elecciones; en las que la salida continuista salió reforzada electoral y políticamente. Si bien la situación seguía bloqueada; la salida continuista, esto es el PP, obtenía 137 escaños y 33% de los votos; la salida reformista quedaba rota; mientras Ciudadanos y Coalición Canaria (33 escaños y 13% de los votos)optaron por respaldar la vía continuista; el PSOE (85 escaños y 22% de los votos) se negó a abstenerse para permitir el gobierno de Rajoy, llegándose a un golpe de estado interno en octubre de aquel 2016. La salida rupturista social (Podemos e IU ahora aliadas en Unidos Podemos) conseguía 71 escaños y el 21%. Mientras la cuestión territorial tenía el 7% de los votos y 24 escaños; pero este bloque se rompió al pactar el PNV con el PP.
En los meses después, y especialmente un año después de la llegada de Rajoy al gobierno, el problema catalán se recrudeció con la consulta del 1 de octubre, el discurso del rey y la aplicación del 155. Quedaba palpable que la Constitución tenía una salida propia a la crisis catalana, salvo la propia aplicación del 155, que resultó ineficaz para resolver el problema. Este tema fue arrastrando a Ciudadanos hacia unas tesis más cercanas al continuismo que al reformismo, desdibujando su espacio.
Y así se llega a la sentencia de la Gurtel y a la moción de censura. Un punto de inflexión histórico. Por varios motivos. Los antifranquismos históricos se reagrupan en una especie de resurrección del Frente Popular y del hilo federal del que hablábamos anteriormente; y dónde se agrupan ideológicamente socialistas, populismo político del 15M, el comunismo, los catalanismos y los nacionalismos vascos; algunas organizaciones como el PSOE, PCE, ERC y PNV ya formaron parte del Frente Popular en su día. En la práctica todo el bloque rupturista y un sector de reformismo (este contra su voluntad) se aliaban por salud democrática (no permitir gobernar a un partido condenado judicialmente), pero sin un proyecto único de país. Sobre esto volveremos ahora después.
El reformismo quedaba roto, ya que Ciudadanos, llamado a buscar entendimiento con el PSOE, fue la única fuerza política que -llamando a la regeneración- se opuso a echar a un partido condenado por corrupción.
Pero el continuismo se veía sometido a una crisis, viendo como aparece una nueva salida a la crisis que la involucionista. Es decir, sectores hasta ese momento situados en el continuismo, que al ver el fracaso de esta vía, rompían con el pacto constitucional y plantean una involución (por ejemplo el fin de las autonomías) a un punto intermedio entre la dictadura franquista y la democracia surgida de la Transición.
En resumen, un bloque rupturista, que aunque con contradicciones internas y sin un proyecto común, busca una salida superadora de la Transición; un nuevo pacto que obviamente, en la vía de los hechos debería desembocar en un proceso constituyente.
Pero esta vía queda obstaculizada, por el reformismo del PSOE que no está dispuesto a atravesar el Rubicón constitucional. Por otro lado, el reformismo de Ciudadanos en la práctica se convierte en una prolongación del continuismo (o incluso de la involución). El continuismo, refugio del franquismo sociológico, ve a es este saltar hacia una salida de ruptura constitucional por involución.
PSOE y Unida Podemos llegan a un acuerdo programático, que no obstante necesitan el apoyo del bloque nacionalista, que para apoyar quiere buscar una salida (esto es superar la Constitución) para el problema catalán. Esto lleva a unas elecciones en el mes de abril.
La salida reformista obtiene el 45% de los votos y 183 escaños; la rupturista 23% (un 15% de la cuestión social y un 8 del bloque territorial); un 17% del continuismo con 68 escaños y la salida involucionista con un 10% de los votos y 24 escaños.
He aquí la paradoja; aunque el reformismo tendría mayoría absoluta la inercia generada (moción de censura, problema catalán y clave antifascista de estas elecciones tras los comicios andaluces) genera una brecha insalvable a esta salida, ya que Ciudadanos (opuesto a la moción de censura, muy polarizado en el tema catalán y aliado de la extrema derecha en Andalucía) se escora hacia la derecha; mientras el PSOE recibe muchos “votos útiles antifascistas” que procedentes desde la izquierda votan para frenar a la extrema derecha y para un gobierno de izquierdas. Dicho de otra forma; la salida reformista queda imposibilitada por los izquierda/derecha y franquismo sociológico/antifranquismo. La vía continuista queda imposibilitada ante la realidad (el reforzamiento de su discurso le llevaría a las tesis no constitucionalistas del involucionismo, pero cualquier vía de diálogo les llevaría a reconocer la necesidad de reforma del sistema político; esto es, a jugar el papel del reformistas). La salida rupturista se encuentra en la misma tesitura que anteriormente, una fortalece y utilidad para evitar el avance institucional del franquismo sociológico en alianza con el reformismo del PSOE, pero este bloquea cualquier superación de los límites de la Transición, si en diciembre de 2018 fue la inviabilidad de una negociación sobre Cataluña; en verano ha sido la imposibilidad para el régimen que lleguen al gobierno opciones anticapitalistas; esto es Unidas Podemos.
¿Y AHORA QUÉ PUEDE PASAR?

En las elecciones del domingo, está situación se ha agravado.
Hoy la salida reformista (PSOE, Ciudadanos, Más País y algunos regionalistas como los cántabros o canarios, posiblemente el turulense) tienen el 38% de los votos y 137 escaños; la segunda salida en fortaleza es la rupturista (Unidas Podemos y los distintos nacionalismos) con un 23% de los votos y 71 escaños. La salida continuista se sitúa en el 21% y 90 escaños, y finalmente la involucionista con el 15% de los votos y 52 escaños.
En la salida reformista está en vía muerta porque, no sólo ha reducido su apoyo, sino que tiene una fractura insalvable como para hegemonizar la salida. El problema en el rupturista es doble; no hay, nunca lo ha habido un proyecto propio, y además se ha invertido la relación entre los dos bloques que lo integran; si antes el bloque social (Podemos-IU) tenía más peso que el territorial ahora se ha invertido. El continuista está bloqueado; no puede moverse para ningún sitio sin dejar de ser lo que es; le toca asumir un proceso de reforma o de involución, pero su tren está en vía muerta.
Si en 2010 el PSOE empezó a tener la incapacidad de seguir jugando su papel hoy los dos pilares del régimen dentro del sistema de partidos (PSOE y PP) ya no están en una situación de incapacidad sino de imposibilidad, porque el régimen surgido de la Transición ya no es válido, y eso hace inviable las vías reformistas y continuistas.
Resulta más difícil saber qué va a ocurrir al corto plazo; si se llegará a un acuerdo o si repetiremos elecciones; pues más allá de “pactómetros” de la tele está la viabilidad de las distintas salidas a la crisis de régimen.

Hay tres posibles vías de salida;
  1. Que el PSOE asumiese la posibilidad de una superación del sistema de la Transición a través de conformar un frente amplio democrático (una versión frentepopulista actualizada o la reactivación de las raíces federalistas comunes) en alianza con la mayor parte del bloque reformista (Más País, regionalismo cántabro, tal vez el turulense) y las tendencias rupturistas (Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, PdeCat)
  2. Que el PP cambie su rol (aunque le costase su inmolación política) y adopte el papel que ha tratado de jugar Ciudadanos y conforme junto al PSOE (con aliados de uno y otro) y proceso de reforma formal del Régimen.
  3. Que aparentemente nadie cambie su postura, probablemente en este proceso asistamos a algo que ya se ha producido en otras ocasiones en la historia de España y es la sustitución rápida de un partido en la derecha por otro; en este caso la inviabilidad del continuismo llevaría a la involución.
En cualquier caso, si la opción 1 se concretara no sería incompatible, aunque con matices, con la 3. El avance necesario más allá de 1978 por el camino republicano-federal, aunque sea mínimo, significará el resurgir requeté. 

EPÍLOGO:

Este texto fue escrito el día 11 de noviembre por la noche, ya madrugada del 12 en parte. En unas horas se ha hecho público el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos de un gobierno de coalición, producto, según las palabras de la ministra de Defensa en funciones de la amenaza que supone el grupo de diputados de la extrema derecha. Es pronto para conocer la evolución que tendrá y si será el principio del escenario 1 propuesto, pero habrá que estar atento al desarrollo del mismo.

martes, 22 de diciembre de 2015

Será que la necedad parió conmigo

Dice eso la canción de Silvio Rodríguez en su canción "El Necio", pero frente a lo que transmiten los medios de comunicación o de amigos de facebook que se plantean abandonar su militancia/simpatía tras los resultados, pero no veo tan catastróficos los resultados de Unidad Popular-Izquierda Unida.
Hemos ido en esta ocasión a unas elecciones en las que nos hemos enfrentado con un problema que es tradicional, ya que se pensó para hacernos daño, como reconoció Herrero de Miñón en 2007; me estoy refiriendo a la Ley Electoral. Pero en esta ocasión hemos ido a combatir electoralmente con dos grandes problemas; el silencio mediático más absoluto de la historia política y el irrespeto de parte de dos federaciones de IU a seguir el acuerdo federal y aceptar las condiciones de Podemos, que ha hecho que gallegos y catalanes no hayan podido votar a Alberto Garzón y que sus votos en vez de contabilizarse hacia UP-IU se haya contabilizado para Podemos. Después volveré sobre esto.
Si nos limitamos a comparar los datos de escaños y votos con las anteriores elecciones (2011), obviamente IU ha bajado de 11 a dos diputados y de casi 7% a un 3'67% (9 diputados y 4% puntos -casi la mitad- en votos); pero el PP ha pasado de 187 escaños a 123 y del 44'62€ al 28'79% (64 escaños menos y casi 20% -cerca también de la mitad- menos de votos. El caso del PSOE pasa de 110 a 90 escaños y de 28'73% al 22% en voto. Parece un escenario lógico con la aparición en escena de los dos partidos emergentes. Si hay más a repartir y siguen habiendo 350 diputados, de algún lugar han de salir los escaños de los nuevos, y obviamente los tradicionales bajan.
Pero, tal vez por historiador a mi me gusta ver las cosas con otro tempo; vayamos a los resultados de 2008, las elecciones previas a la toma de conciencia de la crisis, aún -psicológicamente- en el "boom" económico; El PSOE -vencedor en aquella ocasión- 169 escaños y casi el 44% en voto-; PP, 154 escaños y el 40% de los votos-, IU 2 diputados y 3'77% en voto. Es decir, mientras el PSOE ha pasado en ocho años del 44% de los votos a representar el 22% justo la mitad; el PP pasar del 40% a menos del 29%; IU se mantiene en su base electoral tal cual de 2008. ¿Tal cual? no. en 2008 IU se presentó 52 circunscripciones mientras hoy logra el mismo resultado sin presentarse en Galicia y Cataluña; es decir la papeleta UP-IU solo se podía coger en 48 circunscripciones en vez de 52. De haber concurrido en las mismas provincias que ahora en 2008, IU habría tenido sólo 1 diputado, ya que el segundo era por Barcelona.
El voto ideológico que plena burbuja seguía votando con conciencia de clase, es el mismo porcentaje que hoy -a pesar de discursos de ni izquierdas-derechas, transversales, etc.- han mantenido su voto por conciencia; pero hemos de tener en cuenta en el mantenimiento de ese porcentaje; 1) hay votantes de 2008 que han votado a fuerzas emergentes -en concreto a Podemos-; y 2) lo dicho, de que en ocho provincias IU no ha podido presentarse por decisiones de las direcciones en esos territorios. La consecuencia es clara, han habido personas que no votaron IU en 2008 y hoy sí la han votado, en una campaña con un marcado perfil identitario y de reclamarse el inequívoco voto de izquierdas.
Ahora, como decía Lenin; ¿Qué Hacer?
Hay quienes, cuando hablan de UP y sus 2 escaños y su casi millón de votos, recuerdan que de haber ido junto a Podemos hubiesen habido 14 escaños más; se plantea como pidiendo responsabilidades a IU. Pero habría que verlo también como que el odio a la mochila comunista (y al casi millón de votos que lleva dentro) ha tenido el costo de oportunidad para Pablo Iglesias de no haber llegado a Presidente.
Creo que hay que realizar varias reflexiones; los más de cinco millones de votos que tiene Podemos son votos que desean cambio. Eso es incuestionable, otra cosa distinta es el papel histórico que el partido en sí y su núcleo dirigente están jugando. En su mochila tienen el haber demovilizado las agitadas calles españolas hasta marzo de 2014 (dotándole a Rajoy una paz social desde entonces)  en pos de un "asalto del cielo" que se ha terminado en convertirse sólo en ser tercera fuerza política.
Lenin en Estado y Revolución citaba a Engels al decir que el sufragio universal era el índice de la madurez de la clase trabajadora. aplicando esta idea al caso español. En 2008, IU única fuerza que apostaba ya entonces por un proceso constituyente era apoyada por casi un millón de votos que representaba el 3'77%. En 2011, con ya las calles calientes, una huelga general, el 15M ya en las plazas, IU que sería siendo la fuerza que representaba esa necesidad de cambio obtenía casi 1 millón 700 mil votos (no llega al millón de votos la diferencia de 2 a 11 escaños); hoy sin embargo, el votante que quiere cambio suma más de 6 millones de españoles y españolas. Esto exige a Podemos el no menosprecias la mochila roja; y por otro lado, a UP-IU, y especialmente a los comunistas del PCE- a plantearnos nuestro papel como una organización no electoralista; una reorientación de la militancia hacia la lucha social en nuestra vida cotidiana, a la más pura tradición comunista perdida desde la Transición. El papel de los comunistas debe de ser trabajar por recuperar la calle para que el deseo de cambio popular que se vislumbra en el apoyo a los partidos que se identifican con él no termine en un simple recambio.

domingo, 28 de junio de 2015

Reflexiones sobre los últimos y próximos acontecimientos en Grecia

En los últimos y próximos días Grecia va a ser protagonista de las noticias, y lo que suceda en el país heleno marcará el futuro de Europa. Quiero pararme a reflexionar en algunos aspectos.


LIBERALISMO FRENTE A DEMOCRACIA


"Debemos responder al autoritarismo y dura austeridad, con democracia, de forma tranquila y decisiva" Alexis Tsipras; 27 de junio de 2015.
En el discurso, por el que convoca el referéndum sobre las políticas de austeridad de la Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional)  hacia Grecia, el primer ministro griego Alexis Tsipras hace referencia al hecho de que Grecia es la cuna de la democracia; obviamente se trata de un recurso retórico, sobre la base de un mito histórico, y que sirve de un elemento patriótico sobre una de las grandes aportaciones griegas a la historia de la Humanidad. Sin embargo, el tema principal de todo el discurso es la contraposición entre las políticas de austeridad, emanada del centro del capitalismo mundial, y la democracia. Y es que, a pesar de que la propaganda anticomunista de la Guerra Fría vinculó democracia y capitalism, ambos son incompatibles desde la Revolución Francesa.
Mientras los feuillants, partidarios de la Constitución de 1791, defendían lo que después se llamó liberalismo; defensa de la libertad de mercado y del sufragio censitario, impidiendo a las capas populares el derecho al voto, reservando sólo para los ricos la participación en política. Siguieron a los feuillants, los girondinos frente a los jacobinos, defensores del derecho de voto universal, y en consecuencia de unas políticas sociales (derechos de existencia) que limitaba en la práctica la libertad de mercado (p.ej. ley de maximum). Depuestos y guillotinados los jacobinos, los siguientes en la familia liberal, los termidorianos, volvieron a limitar el sufragio a los propietarios, expulsando de la política a los trabajadores del momento. Ya entonces se plantea una triple contradicción; liberalismo versus democracia; Mercado versus derechos sociales; en definitiva, élite social frente a las capas populares trabajadoras.
A lo largo del siglo XIX tenemos una lucha constante entre unos liberales doctrinarios; defensores del sufragio censitario y de la libertad de mercado, y unos movimientos democrático-republicano y el obrero en defensa del sufragio universal, como vía para desarrollar políticas sociales o avanzar para el socialismo. Genial es la frase del (aún hoy) referente de la derecha española, Antonio Cánovas del Castillo, quien decía en 1890: 
   “Yo creo que el sufragio universal si es sincero, si da un verdadero voto en la gobernación del país a la muchedumbre, no solo indocta, que eso sería casi lo de menos, sino a la muchedumbre miserable y mendiga, ha de ser el triunfo del comunismo y la ruina del principio de propiedad (…). Escójase, pues, entre la permanente falsificación del sufragio universal o su supresión si no se quiere tener que elegir entre la existencia y la desaparición de la propiedad (…). Cuando las minorías inteligentes, que serán siempre las minorías propietarias, encuentren que es imposible mantener la igualdad de derechos con ellos a la muchedumbre; cuando vea que la muchedumbre se prevalece de los derechos políticos que se han dado (…) buscarán dondequiera la dictadura y la encontrarán
El texto lo traigo a colación por la incompatibilidad entre la defensa de los intereses de la "minoría propietaria" y la "muchedumbre"; además las cuatro últimas líneas me llevan a pensar en 1936, y fueron pronunciadas casi medio siglo antes, esbozando el paso natural (e histórico) que la burguesía liberal del s.XIX daría al fascismo tras la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
Tras la Segunda Guerra Mundial se produce un grado de democracia social, en el que la clase obrera (sólo) europea lograron un nivel de influencia social única, pero al mismo se buscaron vías de control desde la élite, como los tribunales constitucionales.
Sin embargo, en los últimos 25 años hemos asistido -aunque en Europa occidental no han habido formalmente ningún cambio de régimen- a un vaciado de esas democracias sociales a través de la aplicación de las políticas del Tratado de Maastricht, que en la práctica ceden toda la política económica -y con ella buena parte de la soberanía de los países- al mercado o a estructuras supranacionales regidas por principios neoliberales. Ya no hace falta restablecer el sufragio censitario, simplemente no hay soberanía.
 En los últimos años la defensa de los intereses de las élites europeas, simbolizadas por el euro, han llevado a las políticas de austeridad que han empobrecido a la clase trabajadora (o si lo prefieren capas populares) de las sociedades europeas. El ejemplo de esto ha sido desde hace cinco años Grecia. Y en Grecia el pueblo ha optado hace unos meses por entregar el gobierno a Syriza (una coalición de diversos partidos de tradición comunista y socialista), quienes desde esa soberanía limitada han tratado de enfrentarse a la Troika como defensora de los intereses del mercado. El anuncio por parte de Tsipras del referéndum con su discurso del 27 de junio es el último capítulo de esa lucha entre democracia y liberalismo, no ya porque el propio texto así lo afirme, sino por el nerviosismo que desde Bruselas ha generado la posibilidad de que el pueblo de Leónidas y Pericles no someta su democracia al imperio.


DIMENSIÓN GEOPOLÍTICA


La última semana tiene una dimensión geopolítica, no cabe olvidar que la semana que ha terminado con la convocatoria de referéndum en Grecia, comenzó con la visita de Tsipras a Rusia, desde donde lanzó un ataque a la Unión Europea, situando ahí y no en Grecia "el problema". Por su parte, recibió el guiño de Putin de ayuda rusa si no había acuerdo con la Unión Europea.
Desde que el gobierno del Kaiser puso un tren a disposición de Lenin para llevarlo a Petrogrado las luchas populares han tenido una dimensión geopolítica que no hay que olvidar. Y esta segunda década del siglo XXI está siendo tremendamente geopolítica.
El economista Samir Amin habla de Triada para referirse a la alianza de EEUU-Unión Europea-Japón. Pero esa Triada, dueña de las estructuras multilaterales -FMI, Banco Mundia, OCDE, G7, OMC, etc.- está teniendo que hacer frente a la aparición de otro bloque; los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), construido sobre el eje Moscú (potencia militar y geopolítica tradicional) Beijing (potencia económica emergente), que especialmente desde la crisis ucraniana han fortalecido aún más los lazos entre ambos países. Al bloque los BRICS hay que sumarles potencias regionales como Venezuela y los países del ALBA, e incluso Irán en Oriente Medio.
En este contexto el actual escenario griego se suma en esa partida, en la que el pueblo griego tendrá posibilidades de enfrentrarse a una Unión Europea (encabezada por Alemania) gracias a un posible respaldo de los BRICS, especialmente  de Rusia, quién (ya sea con zares, con soviets o con Putin), en su histórica lucha con el "mundo germánico" y anglosajón ha tenido siempre puesta especial atención en el área balcánica.

LOS SÍMBOLOS DE TSIPRAS

Un elemento que me llama la atención de Alexis Tsipras es los guiños simbólicos a la propia histórica griega. Mientras algunos tratan de construir una iconoclastia en España, el primer ministro griego realiza gestos de un alto grado de simbolismo.
Tras jurar su cargo, hace unos meses, su primer acto fue rendir homenaje a los comunistas griegos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial... ¿simple acto de reconocimento al pasado de su partido o algo más?; al fin y al cabo, el inicio del mandato de este comunista griego (en ese país hay dos familias comunistas; Syriza y KKE), cuyo mandato es enfrentarse a los intereses de la banca alemana, lo hizo rindiendo homenaje a los camaradas que defendieron su país (a la clase obrera de su país) frente al imperialismo del III Reich alemán. No está mal.
Pero  en la última visita a Rusia, días antes de la convocatoria del referéndum realizó un homenaje a Ioanis Kapodistrias, primer presidente griego en 1828, pero que antes había sido representante ruso en el Congreso de Viena (1815) conteniendo las aspiraciones del germánico imperio austriaco.

Seguiremos atentos al curso de los acontecimientos en Grecia.

#YoVoyConGrecia

Publicado en LaRepublica.es

lunes, 1 de junio de 2015

Una mirada a la historia para el futuro: Frente Popular

En último año, desde la Europeas, se ha puesto de "moda" el hablar de convergencia y de candidaturas de unidad popular o de frente popular. Tras las elecciones municipales de hace una semana, y el éxito relativo (salvo Barcelona, en ningún lugar han sido estas coaliciones la primera fuerza política).
Hay quienes se están lanzando a apostar para las generales a la necesidad de candidaturas de unidad popular, pero cabe hacerse varias preguntas; ¿Qué es unidad popular? ¿Por qué esas candidaturas? ¿Qué condiciones han de reunir esas candidaturas y que costo? ¿Para qué dichas candidaturas?.
He de reconocer que no me gusta el término unidad popular, que tiene una resonancia al Chile de Allende, y creo que aquel fue un proceso tan interesante y tan profundo que no se corresponde realmente con lo que hoy se está hablando en España. Si por unidad popular entendemos una coalición de organizaciones tenemos un antecedente en nuestra historia que es más comprensible como es el Frente Popular de 1936. Ya retomaremos esta idea.

Pero creo que se está cometiendo un error crucial en el último año; desde las elecciones Europeas, en la que Izquierda Unida pasó de 1 a 6 eurodiputados (algo de lo que ya casi nadie de acuerda) y la irrupción de Podemos con 5 eurodiputados (algo que sí se ha recordado de forma permanente en los mass media), han situado la solución de los problemas del país en la vía electoral, y se ha producido un abandono de la movilización social que había sido la gran protagonista en los años anteriores. En el caso hipotético de un gobierno no bipartidista no se podría llevar una política antitroika si no hay músculo en la calle; sin una movilización no hay poder popular que se enfrente al poder del mercado y la élite española.

Cuando se habla de unidad popular el gran olvidado es el poder popular. Valga un ejemplo; hace casi un año el Frente Cívico hizo un llamamiento a crear un contra poder. El propio Frente Cívico cometió el error -si de verdad el interés era crear un contrapoder ciudadano- de introducir en el debate la creación de una candidatura a la municipales; aquel proceso adoptó desde el minuto uno una deriva electoral que terminó por generar la ruptura del conglomerado que fuimos convocados a la primera reunión en julio. Las consecuencias han sido que en las elecciones municipales han habido dos proyectos que participaron en aquella reunión en el Rey Heredia; de un lado una Izquierda Unida más militante y  más marxista en décadas, que ha aguantado el tipo (mantiene los cuatro concejales que tenía) y por otro lado, una coalición encubierta de Podemos, Equo y Frente Cívico de Anguita que con un discurso ciudadanista, y bajo la formula jurídica de agrupación de electores, han logrado también cuatro concejales. Parece obvio, que en Córdoba hay un número similar de personas (la diferencia de votantes es de seiscientos) que se sienten identificados con el discurso comunista clásico y otros con el posmodernismo ciudadanista.
¿Por qué se produjo la ruptura en noviembre? ¿Era realmente un debate meramente jurídico? A parte de cuestiones políticas como la Diputación y económicas de cara a la campaña, había una cuestión identitaria. La agrupación de electores era la culminación del ciudadanismo frente a la organización; para Podemos que al fin y al cabo responde a la misma lógica no supone gran daño, todo lo contrario ya que la hegemonía y referencia de ese discurso en el partido complutense; para personas a título individual que han participado de ese proceso el ciudadanismo es lo natural; y Equo tiene gran capacidad para adaptarse al medio. Sin embargo, para los que procedemos de la tradición comunista (es decir, del "¿Qué Hacer?" de Lenin) el Partido forma parte de nuestra identidad militante, y por lo tanto pedirnos, como en octubre-noviembre se hacía, en pedirnos que renunciáramos a nuestro Partido para ser ciudadanos era tanto que pedir dejaremos de ser nosotros: soy soy ciudadano (por cierto categoría política) en tanto comunista; y soy comunista en tanto que ciudadano. Por lo tanto, no estoy donde se me pide dejar de ser yo.
Dicho esto, y en perspectiva de futuro. Si se opta (aunque Podemos parece que ya ha anunciado que optarán por el camino solitario) por candidaturas de unidad popular. Ir a las generales, con Ley D'Hont y circunscripciones provinciales, supone muchas cosas pero desde luego no un avance para los que se han estado movilizando en la calle en estos años.
Ahora bien, pero si  se presenta una lista única no debe de hacerse desde la exclusión como ocurrió en  Córdoba en las municipales, si hay que ir en lista única que lo sean de Frente Popular.
El 15 de enero de 1936, el periódico El Socialista publicaba el programa del Frente Popular, coalición integrada por seis partidos y un sindicato, señalaban que "sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común". Lo significativo de dicho documento es que se señalan los puntos de acuerdo (esencialmente la libertad para los presos políticos y la defensa de la República y las reformas sociales) pero también las discrepancias entre las distintas fuerzas.
Una gran lección que nos da la historia para el futuro inmediato; si lo que nos une es el rechazo a la reforma del artículo 135 y los recortes emanados de él; si lo que nos une es iniciar un proceso constituyente unámonos en torno a esos puntos sin que nadie tenga que renunciar a su programa de máximos. Si esto no ocurre se estará jugando a otra cosa.

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jueves, 13 de noviembre de 2014

El perol cordobés del domingo


25 años años después: Dolores vive, la lucha sigue


Leo una reflexión en un blog sobre la traumática y transcendental V Asamblea de Ganemos Córdoba. Dicha reflexión, hecha en un tono conciliador, me da pie a realizar algunas reflexiones.
Como digo lo sucedido fue traumático puesto que más allá de las fórmulas administrativas que se debatían había un elemento más profundo, que se visualizó ya en la IV Asamblea, y que para los que militamos como comunistas (incluyo en el este concepto a todo el espectro que milita en IU aunque no sean del PCE) se nos ponía entre la espada y la pared; se nos exigía a renunciar a una parte de nosotros (como individuos ciudadanos y como colectivo). En aquella Asamblea se nos acusaba de llevar estrategias y hasta de hablar ¡como si las demás organizaciones (de facto) presentes allí no llevasen las suyas propias!. Se generaba un ambiente maniqueo de ciudadanos frente a los comunistas organizados. Toda la pureza de un lado todo lo perverso del otro.
La V Asamblea fracasó (sí, fracasó si se trataba de unir a toda la sociedad anti-troika en una papeleta electoral), pero la catástrofe se fue gestando desde la I Asamblea por falta de empatía. Por falta de ponerse en la piel del otro por quienes lamentan que IU se marche (cosa que aún no está decidida por ningún órgano).
Hagamos un recordatorio de todo lo sucedido desde julio, si de verdad se quiere avanzar. El Frente Cívico lanza una convocatoria cuyo objetivo es crear un contrapoder ciudadano, y convoca a organizaciones entre ellas a tres partidos. En aquella I Asamblea, en el Rey Heredia, plantee en mi intervención algunas claves (ver aquí, empieza a partir del fotograma en 1 hora y 13 minutos) como; el respeto a la identidad de los colectivos; lucha contra la troika dentro y fuera de la institución; crear un contrapoder o poder popular; programa común de distintas listas electorales; y que nos viésemos las caras para seguir avanzando. Sin embargo, desde esa misma asamblea había quienes llevaban clara que su idea era una apuesta por una única lista electoral de cara a las municipales en forma de agrupación de electores. Esa fue la postura que se ha terminado imponiendo con fuertes chantajes (digamoslo aunque sea políticamente incorrecto); como cuando varios intervinientes en la V Asamblea, afiliados a los otros partidos, llegan a “chulear” de que no iba a existir coalición electoral porque ellos no iban a participar de una coalición. Esa postura planteada sin ir más lejos el pasado domingo significaba un golpe a la única línea roja que tenía IU.
Izquierda Unida había aceptado ir en una lista única; que en la papeleta no fuese el nombre ni el logo de los partidos; que la lista se elaborase, no por cuotas de partidos, sino por primarias -aunque en nuestra militancia ese sistema no gusta, pero nadie lo ha puesto en cuestión-; en ningún momento se ha planteado que nuestro alcaldable tuviese que ser el de Ganemos Córdoba. Hemos estado trabajando desde el principio, y a un dato me remito -en la IV Asamblea casi todos los ponentes eran miembros de IU, y eran ponentes porque habían trabajado desde el principio. Aprobación unánime del manifiesto de Ganemos Córdoba. La única línea roja, la única, era la formula administrativa por las razones jurídicas (y políticas) que se plantaba en el debate, y que hoy ya no ha lugar. No se ha recibido ni empatía ni reciprocidad.
Cuando una pareja o una relación uno de los integrantes trata de anular la personalidad del otro, desde luego no es una buena relación.
Ahora hay quienes lamentan la marcha de IU (cuestión que no se ha decidido). Pero si tan importante es IU para el proyecto debía de haberse medido antes las actitudes, los discursos, la virulencia, las imposiciones sobre la base de dicha empatía y la reciprocidad. Ahora hay lágrimas de cocodrilo (o de caimán ya que estamos en Córdoba). Esperemos, por el bien de nuestra ciudad, que esas lágrimas no se conviertan en mayo en llanto de Boabdil.
Como decía antes, desde la I Asamblea ha habido el empeño de apretar el acelerador en un determinado camino, y las prisas no son buenas consejeras.
En un perol cordobés se necesita su rato para mezclar los ingredientes del sofrito y también su tiempo de cocción del arroz para que salga bueno. Si en el perol se echa demasiada leña puede pasar que por un lado el arroz se queme y por otro quede crudo.
Sin lugar a dudas, nosotros los comunistas (incluyo al conjunto de la militancia de IU) estaremos donde siempre hemos estado convergiendo en las luchas contra el capitalismo y por la república y el socialismo allí coincidiremos con quiera estar.




viernes, 30 de mayo de 2014

España en marcha

Hace tres años por estas fechas coincidimos en el centro en el que estaba trabajado en aquel curso, el IES Ulia Fidentia de Montemayor, tres personas; dos de ellas vinculadas a la solidaridad; una de ellas, una mujer, a través de una ONG, el otro un joven vinculado al comercio justo y también miembro de mi partido. Los tres hablábamos sobre lo que unos días antes había sucedido, el llamado 15M, y “profeticé” que ese movimiento necesariamente terminaría politizándose adoptando una forma partidaria, para que alcanzase sus objetivos, y que esta podía ser nueva. Las elecciones europeas han plasmado esa realidad.
En estos días he estado leyendo datos, artículos, tuites, estados de facebook (hasta libros para recordar elementos que explican lo sucedido) relacionados esencialmente con la consecuencia de la aparición de Podemos, y su relación (en todo lo amplio de su significado) con Izquierda Unida, en la que como comunista milito.
Después de todo ello, he podido sacar varias conclusiones;
El hecho de que tanto Izquierda Unida como Podemos hayamos subido de la forma que lo hemos hecho significan dos cosas; la primera, que representamos matices distintos de una misma realidad social; atendiendo a los resultados de la provincia de Córdoba, allí donde existe clase obrera tradicional (el caso de Córdoba el trabajador del campo), Izquierda Unida ha obtenido unos resultados bastante buenos, siendo el partido más votado en Montalbán, Espejo, Nueva Carteya o Montemayor, además de barriadas periféricas agrarias de Córdoba capital como Santa Cruz. En todos estos sitios no sólo hay un componente social de clase obrera clásica sino ( tal vez por ello) unas organizaciones del Partido Comunista (y en consecuencia de IU) muy fuertes. En cuanto a Podemos, sus mejores resultados electorales en la provincia los ha obtenido, curiosamente, en ámbitos donde el Partido Comunista (e IU) han estado tradicionalmente más débiles (la capital, Lucena, ciudades medias -es decir, un entorno más urbano, con una clase trabajadora no clásica-) y localidades en las zonas de la provincia donde no hay organización, pueblos de la zona norte y extremo sur de la provincia). Es decir, al menos en Córdoba provincia, el voto no es competitivo, sino complementario. Probablemente Podemos ha recogido voto de sectores que por un motivo “x” jamás habrían votado IU. Obviamente, también hay voto de personas que sí lo hacían.
Dicho de otra forma; representamos matices de una misma realidad; representamos distintos sectores de “los de abajo” frente a los de arriba.
Ahora bien, qué pasos debemos de dar de cara al futuro. Una cosa aparece obligada; converger. Pero para converger debemos de descartar, hoy, el presentarnos a una lista única en cualquier elección; ya que aunque aritméticamente parece lo aconsejable, no lo es políticamente por el grado de madurez de la situación. Está claro, que si hay votantes de Podemos que han votado un programa idéntico al que IU lleva presentando desde hace casi un tercio de siglo pero no a IU es porque no quieren votar a IU, sea por anticomunismo (clásico de la socialdemocracia -antiguos votantes del PSOE-); sea porque nos consideren anticuados; sea porque nos consideren (también) representantes de la “vieja política”, sea por lo que sea han votado a otra opción antes que a Izquierda Unida. Probablemente, para esos sectores no sea comprensible (hoy) una lista única en una especia de “sopa de letras” antitroika. Como probablemente tampoco sea compresible para sectores que han votado Izquierda Unida y no a “nuevos experimentos”.
“(el sufragio es) el índice de la madurez de la clase obrera. No puede llegar a ser ni llegará nunca a más en el Estado actual” la frase es de Engels, y está citada en el libro Estado y Revolución de Lenin. El día 25M lo que hemos visto es que “los de abajo” hemos adquirido una madurez importante, que ha asestado un golpe moral al bipartidismo; pero no lo ha puesto contra las cuerdas; ya que el bipartidismo está muy bien protegido a través de las circunscripciones electorales provinciales en las elecciones generales.
Siguiendo con la cita de Engels, creo que la convergencia es deseable desde una perspectiva de Frente Popular, como plantaba hace unos días Javier Parra. Un Frente Popular, en donde hay un acuerdo sobre líneas de trabajo, en el Parlamento y en la calle, pero cada uno conservando sus rasgos propios, su cultura política y sus listas electorales.
Los comunistas pertenecemos a una cultura -leninista en el fondo, “manque” pese a alguna gente- en donde el Partido, entendido como un colectivo democrático pero jerarquizado, es, no ya importante sino, muy querido, y en donde el individualismo de autocandidaturas en primarias no encaja. Podemos me recuerda más a los clubes de la Revolución Francesa, en donde personalidades, desde tribunas de prensa y desde escaños, aglutinaban a un grupo sin mayor estructura que unas ideas, en donde el colectivo como tal no existe como estructura orgánica (de ahí lo factible de las primarias en este caso)
En cualquier caso, ahí un problema de autodeterminación. Izquierda Unida, democráticamente ha decidido, no hace aún dos años un sistema de elaboración de listas, y hasta la próxima asamblea me niego a debatir sobre la cuestión. Es nuestra democracia, y hay que respetarla.
En esas condiciones, en donde organizaciones con diversas personalidades realicen una colaboración, y en donde incluso puedan hacer actos políticos conjuntos (el Frente Popular de los años treinta así lo hacía), a pesar de mantener personalidad electoral e institucional, es algo conveniente, atractivo y novedoso, ya que rompería con la lógica de la dinámica electoralista de partidos competidores que es la norma en el Régimen de la Transición. Esa colaboración en el "conflicto social" es algo que ya se expuso en la reunión entre IU y Podemos en febrero pasado.
Como comunista yo no tengo miedo a esa situación, pues muy probablemente por esa vía irán madurando las condiciones para ver, tal vez un lustro, un gobierno transformador en España, sea por varias listas enlazadas por un programa común de Frente Popular o sea con una sola lista llegado el caso.
Ahora bien, Izquierda Unida y el Partido Comunista tenemos que aprender de la situación, y no me refiero a una cosa tan formal, como las primarias. Me refiero a cambios de la actitud política. 
Izquierda Unida ha heredado del PCE una contradicción básica, y ha llegado el momento de resolverla. Somos un Partido padre del sistema político español y a la vez nos reclamamos un partido antisistema. No podemos estar en dos sitios a la vez cuando se avecinan cambios. Hace casi un siglo un socialista revolucionario como Kerensky terminó presidiendo el último gobierno burgués antes de Octubre por tratar de estar entre dos mundos.
Hay un ejemplo, de lo que digo. Hay dirigentes de Izquierda Unida que abogan por converger con Podemos contra la troika a la par que apoyan un gobierno con una de las patas del bipartidismo (que por cierto no ha salido mal parado en Andalucía en plena hecatombe de las Europeas) gestionando, “por imperativo legal”, las políticas de la troika. No se puede sorber y soplar al mismo tiempo.
El régimen de la Transición también debe morir también dentro del PCE e IU. Debe de morir la herencia de la época de Carrillo que aún se perpetúa, no en lo formal sino en lo actitudinal. En lo formal se están dando pasitos. Un PCE que renunció al leninismo en 1978 en el contexto de los pactos de la Transición, pues esperaba que se podría acceder al socialismo en el régimen recién nacido, ha vuelto hace unos meses ha establecer a Lenin, de forma explícita, como inspirador ideológico del Partido.
Pero más allá de formalidades, lo que hay que cambiar es la actitud, nuestros dirigentes deben de pensar menos en las instituciones y en elecciones -de donde no vendrá la Revolución-, pues eso convierte a la organización en una máquina electoral de un régimen burgués. Nuestra organización siempre, pero más en estos tiempos, necesita aumentar en militancia, y no me refiero cuantitativamente (si se aumenta en número mejor) sino cualitativamente, en formación para el conflicto social, donde los militantes reciban una formación dirigida a como enfrentarse  a ese conflicto social en su vida cotidiana.
Convergencia, sí, pero con más organización militante
y teniendo en nuestra mente el poema del camarada Gabriel Celaya

Nosotros somos quién somos.
¡Basta de historia y cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos
Ni vivimos del pasado,
Ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
Que aun nunca supo mostrase puro, entero y verdadero.
De cuanto fue nos nutrimos,
Transformándonos crecemos
Así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.
¡A la calle!, que ya es hora
de   pasearnos a cuerpo,
mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
No reniego de mi origen
Pero digo que seremos
Muchos más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
Españoles que, por serlo,
Aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
Recuerdo nuestros errores
Con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.
Vuelvo a decirte quien eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.
No quiero justificarte
Como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
España mía, combate
Que atormentas mis adentros,
Para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.




jueves, 1 de mayo de 2014

1º de mayo: cotidianeidad luchada

"Cuando sus ramas florecen/
es un incendio/
tanto rojo que derrama/
rojo entero/
Nadie lo ve trabajar/
 debajo del suelo/
cuando busca noche y día/
 su alimento"
Víctor Jara. El Pimiento
Estamos en un Primero de Mayo, la jornada más obrera del año, en un momento en el que todas las organizaciones mínimamente sociales exponen sus puntos de vista  y salen a manifestaciones o actos diversos a celebrar el Día de la Clase Obrera.
Siendo una fecha emblemática, en la que se exponen con datos la situación de los trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, yo quiero tomar una reflexión histórica.
Por motivos de conciencia de clase y de gusto por la historia he indagado, leído, reflexionado bastante sobre la historia del movimiento obrero. Digamoslo así la historia general del movimiento obrero, pero también de la historia del movimiento obrero, pero también de la historia local de nuestro movimiento obrero, y me ha hecho establecer una perspectiva menos épica.
Por épica entiendo las grandes movilizaciones obreras (que en Córdoba han habido algunas), pero la perspectiva desde la que planteo este artículo son otro tipo de actuaciones más cotidianas.
Son muchas las veces en el que la militancia social, esa que pertenecemos a organizaciones y nos vemos en todas las manifestaciones, "nos quejamos" precisamente de eso, de que estamos los mismos. Incluso, muchas veces, nos quejamos, incluso en las redes sociales, de que la gente no participa en tal o cual acción. Estamos esperando a que la gente venga a las acciones "épicas" o no tan "épicas" pero sí militantes (charlas, presentaciones de libros, etc.). A esos eventos van (vamos) aquellos que tenemos cierta inquietud en el tema, yo mismo no voy a otros eventos similares pero de los que carezco de motivación o interés en la materia en cuestión. A esos eventos solemos ir aquellas personas que tenemos una militancia social, y en consecuencia una formación militante desarrollada o potencial.
Pero cuando uno se acerca a la historia del movimiento obrero bajando a lo concreto uno percibe que esas tesis del "que vengan" son erróneas.
La gente no va donde no tiene interés. Se dice que "la necesidad hace el hábito". El movimiento obrero no nace en el siglo XIX porque los obreros caigan del caballo por causa de una luz cegadora como San Pablo. Los obreros, después de 12, 14 horas de trabajo, no se ponían a leer El Manifiesto Comunista ni La Conquista del Pan. La "buena nueva" no venía del estudio tras una larga jornada de trabajo. Los primeros "evangelizadores" del movimiento obrero fueron los taberneros. La taberna era lugar donde el trabajador cubría una necesidad como el ocio, y era allí donde, distendidamente, los trabajador hablaban de sus cosas, y el tabernero, como militante socialista actuaba, como referencia Eric Hobsbawn en su La Edad del Imperio (1870-1914). 
Hace algo más de una década tuve la oportunidad de realizar sendas entrevistas a mujeres de dos pueblos de nuestra provincia cuya juventud había trascurrido en los años treinta, en ambos casos recordaban cómo la juventud vinculada a las sociedades obreras realizaban obras de teatro, en las que además de entretener en el tiempo de ocio a los trabajadores, tenían un componente didáctico al tratar temas sociales y concienciar de esa forma a los trabajadores.
Por otro lado, hace un siglo en nuestra ciudad hace un siglo, en el centro obrero que se encontraba en la plaza de Jerónimo Páez, se creaba una escuela obrera donde los hijos de los obreros iban a estudiar.
Estos elementos cotidianos, cubrían necesidades que tenía la clase obrera, necesidades, y a través de ese cubrir necesidades era como se iban adoptando mentalidades combativas; estas acciones cotidianas, lejos de discursos, exigen una actitud, unos valores, un compromiso ético que no tiene frutos sin paciencia y cotidianidad. Estas acciones son ese "trabajando debajo el suelo" de la cita de Víctor Jara con la que habría este entrada, es un trabajo que necesita tiempo.
En los últimos meses estamos viviendo en Córdoba una experiencia potente en ese sentido; me refiero al Centro Social Rey Heredia; okupado en octubre y en el que familias trabajadores (más de cien) comen gracias al trabajo voluntario y a la solidaridad -que no caridad-, donde los jóvenes de familias obreras que tienen dificultades en el estudio tienen clases particulares impartidas por docentes de manera voluntaria; donde hay una biblioteca; donde hay una radio; donde hay conferencias; donde hay múltiples reuniones.
Es por ello, que desde el poder, personificado en el gobierno municipal declaró la guerra al Rey Heredia; donde el poder -personificado en Capitulares- cortó el agua, pero la organización y el trabajo voluntario han garantizado que haya agua de forma permanente desde octubre.
Cotidianeidad en la acción; acción para cubrir las necesidades de los trabajadores. Construcción de un empoderamiento popular.
Dure lo que dure el Rey Heredia, ya marca una huella.
¡EL REY HEREDIA NO SE CIERRA!


Centro Social Rey Heredia, en el pasado mes de octubre, "defendido" frente a la posible desalojo por parte del Ayuntamiento.