Datos personales

Nací en Córdoba. Mis compañeros de estudios en el Instituto Fidiana me llamaban Tovarich. Participé en las movilizaciones fidianeras reivindicando tener un edificio propio. Miembro de la Plataforma de Estudiantes de la JOC. Militante de la JOC (1996-2001). Presidente del Consejo de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UCO en el curso 97/98. Militante del Partido Comunista de España desde 1997, del que he sido Secretario Provincial en Córdoba desde marzo de 2010 hasta noviembre de 2011. Director de cordobaroja.es

domingo, 7 de noviembre de 2010

República es que el Pueblo tenga capacidad de decidir sobre cualquier aspecto que les afecte.

Reflexión inspirada en la intervención de clausura de la Conferencia Republicana Provincial del PCA en Córdoba.


El proceso de la Conferencia Republicana del PCE tiene una importancia histórica, no sólo porque por primera vez el PCE debata sobre su propuesta republicana a la sociedad, sino por significar un salto cualitativo en el movimiento republicano español.

En 1996, durante la Fiesta del PCE, Julio Anguita -entonces Secretario General del Partido-planteó que el incumplimiento de los aspectos sociales de la Constitución 1978, al aplicarse los criterios del Tratado de Maastricht liberaba al Partido del pacto constitucional, y recuperaba sus esencia republicana. Este es el inicio del actual movimiento republicano. A partir de ahí se produjo un movimiento republicano sentimental y simbólico a través de la presencia cada vez más numerosas de las banderas tricolores de España. Las banderas republicanas que no se veían a comienzos de los noventa, empezaron a verse y hoy es habitual verlas en las manifestaciones.

Vino a fortalecer este movimiento republicano el movimiento de recuperación de la memoria histórica. El mejor homenaje que se le puede hacer a los que defendieron la Segunda -hay que dignificarlos recuperando sus huesos-, pero el mejor homenaje a los defensores de la Segunda es que lo más temprano posible llegue la Tercera República. Son dos movimientos que se complementan; el movimiento de la memoria no podrá culminar su homenaje sino se traduce en una nueva República; y el movimiento republicano no puede avanzar sin recuperar los valores de la Segunda. La Tercera tiene que ser la República del siglo XXI, pero los valores tienen que partir de los que tuvieron los republicanos de la Segunda.

Ambos movimientos han crecido porque hemos entrado en escena una generación que no vivimos la Transición.

Hay una frase de la Constitución jacobina de la Revolución Francesa que viene al pelo: “No puede una generación sujetar a sus leyes a las generaciones futuras”. En la Transición se hizo lo que se entendió mejor, pero hoy más de la mitad de la población española no participamos en aquella toma de decisión.

Hay un movimiento republicano creciente, y el mejor ejemplo es lo que ocurrió hace unos meses con la elección de la palabra del castellano promovida por el Instituto Cervantes. Iba ganando la palabra “República” y … bueno hubo un “golpe de estado lingüístico en el ciberespacio” en el que no se pudo votar más... publicaron una lista de las palabras más votadas ordenadas alfabéticamente, con lo que “República” -siendo la más votada- quedaba de las últimas. Esto demuestra la fuerza del movimiento republicano, y también cómo reacciona el Poder.

Hoy entramos en una nueva etapa. Si con el discurso de Julio se inició el movimiento simbólico, hoy empezamos a decir como queremos que sea la Tercera República.

Los comunistas somos republicanos. Queremos una sociedad sin clases ¿Cómo vamos a aceptar que una familia tenga el privilegio de tener la Jefatura del Estado?

La Revolución Rusa -de la que nosotros somos hijos- tuvo muy clara su vinculación con la Revolución Francesa (por ejemplo la edificación de estatuas y dibujos a los revolucionarios franceses).

Normalmente se dice que hay un republicanismo de derechas. Siempre se dice: “Bush es republicano”. Es verdad, pero el republicanismo yanqui tiene un origen distinto al nuestro.

El republicanismo español bebe del republicanismo democrático y popular de la Revolución Francesa.

El republicanismo francés defendía, por ejemplo, que la sociedad debe de garantizar a los ciudadanos el derecho al trabajo o la subsistencia a quien no puede trabajar. Esto es el derecho al trabajo, ya lo planteaban en 1793.

Planteaban también que la sociedad debía de articular la forma por la cual los ricos, “los que poseen lo superfluo” dirán, pagaban la deuda que tenían con los que “carecen lo necesario”. Ahí están, en 1793, los impuestos progresivos que nosotros defendemos.

Nosotros tenemos el republicanismo en nuestro programa; la democracia participativa, el laicismo, la paz, los impuestos progresivos...

Decía un republicano francés de la época de la Revolución, Saint-Just: “Si queréis fundar una república debéis ocuparos de sacar al pueblo de su estado de incertidumbre y miseria que le corrompe”. Esta frase esta vigente hoy. Para construir la República debemos de dar respuesta a los trabajadores que tiene la incertidumbre de no saber cuando lo van a despedir, de que se abarate del despido, de que se retrase la edad de jubilación, que se congelen las pensiones, etc. Para avanzar hacia la República debemos de enraizarla con las propuestas que defiendan a la Clase Trabajadora y a las capas populares para salir de la crisis.

La Tercera República debe de tener un fuerte componente social frente a la monarquía defensora de la multinacionales y el capital.

La República es que el Pueblo tiene capacidad de decidir sobre cualquier aspecto que les afecte, sea elegir al Jefe de Estado -y no aceptar que la jefatura del estado sea herencia de una familia- pero también es elegir qué política económica se realiza, y no aceptar “lo que digan los mercados” a los que nadie elige.

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