Con una huelga general en ciernes, en el parón de agosto, y tal vez por nostalgia de frío, hoy me ha venido a la memoria la huelga general del 27 de enero de 1994. Han pasado mas de 16 años, yo era un adolescente con la mayoría de edad recién estrenada. Eran tiempos de caminatas matutinas hasta el instituto.
El gobierno socialista, ayer como hoy, realizo una reforma laboral para “flexibilizar” el mercado laboral – es decir, facilitando el despido- para animar a los empresarios a “generar empleo”, y así luchar contra el paro y salir de la crisis económica. La misma milonga que hoy también nos cuentan, pero con una clase trabajadora mucho mas fácil de despedir, con mas inestabilidad laboral que entonces. Aquellos jóvenes adolescentes somos la generación que padecemos el mercado laboral generado por aquella reforma laboral.
A aquella huelga general, me une un recuerdo entrañable que rodea a todo lo relacionado con el Fidiana de aquellos años, ademas era mi primera huelga general.
Uno de los primeros recuerdos que tengo de esta huelga, pre-huelga realmente, esta relacionada con la clase de religión, y su profesor el cura Pepe Luque Requerey. Pepe cambió el orden de los temas para hacer coincidir esas semanas previas a la huelga con el tema del compromiso cristiano, y darme a mi “cierta cancha” huelguistica. A Pepe, y a un compañero de clase, Clemente, me los encontré en la eucaristía que Pastoral Obrera realizó en los días previos a la huelga.
Yo entonces estaba vinculado a la Juventud Obrera Cristiana (JOC), aunque no era un militante, sí tenia cierto recorrido, que casi me acercaba a serlo. La JOC organizo una charla, en las que el cura Paco Aguilera y un militante, Pedro Pablo, explicaban la reforma laboral, contra la que se convocaba la huelga. A mi me acompañó a los salones de la parroquia de Valdeolleros, Marta, una compañera del Consejo Escolar y de la asociación de estudiantes del Fidiana (AEPF). De las notas que Marta tomó en aquella charla escribió un articulo para El Foro, la revista que elaborábamos en el instituto.
Por aquellas fechas tuvimos un debate en el Consejo Escolar del Fidiana sobre la realizaron de una charla sobre la huelga que proponían desde el Consejo Local de la Juventud. El que realizo la llamada era Rafa Conde, militante de la JOC y trabajador del Consejo Local de la Juventud. Al final la oposición dura del director hizo que se impusiera en el Consejo Escolar el criterio de no permitir realizar la charla.
Nosotros por nuestra cuenta decidimos hacer un piquete para el día de la huelga, que en la practica no se llevo a cabo. Yo fui a la puerta del instituto con la “bandera de combate del Fidiana” (una bandera roja con la cara del Che -y que aun conservo y llevo en algunas manifestaciones-). Tras estar un rato, y ver como un piquete de obreros en las puertas un negocio de neumáticos, cercano al instituto, le explicaban a voces a un estudiante desde la otra acera que “¡Chaval!, ¡hoy no se estudia!”, me fui a casa de Claudio, que era no de los que habíamos quedado en la puerta del centro. Me encontré a Claudio, aun en pijama, tomándose un cola cao, y viendo en Antena 3 como la Zona Franca de Barcelona estaba cerrada. Tras desayunar el muchacho, nos fuimos camino a la plaza del Alpargate, donde se concentraban lo piquetes de la zona este de la ciudad. De camino, nos encontramos con Antonio Mesones -cuya tia era parlamentaria andaluza de Izquierda Unida-. En el Alpargate estaban esperandonos Raquel, Monica (que se marcharia pronto), y creo que Marta. Así que allí nos juntamos un piquete del Fidiana, integrado en el piquete mayor, que se puso camino a las Tendillas, donde confluirían todos los piquetes de Córdoba
Aquella "columna piquetera" nos pusimos en marcha. Cerramos alguna tienda, y al llegar al Realejo, Gomi, militante jocista que iba en la "columna", se enfrento con un tipo que desde la puerta de un bar nos imprepo. Casi estuvieron a punto de agarrarse. Cerca del Círculo de la Amistad, Claudio enarbolo la bandera roja del Che, restregandosela a tanto “fachon” que se la desayuno aquella mañana.
Desde las Tendillas, un orador hizo el llamamiento a que los piquetes nos concentrásemos en el Corte Ingles -entonces aun Galerías Preciados-. Allí vi a una persona que nos impresiono a Claudio y a mi. Un hombre mayor, Eduardo Castro, de Izquierda Republicana daba vivas a la República Por la tarde, Claudio y yo volvimos a coincidir con este hombre, con bastón y encorvado por la edad, repartiendo la revista de Izquierda Republicana. Cuando volvíamos a casa después de todo el día “p'arriba y p'abajo” Claudio y yo nos preguntábamos, admirados por ese hombre, como debería de estar de cansado, cuando nosotros a nuestros 18 y 17 años estábamos reventados. Allí en la puerta de Galerías coincidimos con Rosa y Amanda, otras compañeras del instituto. Tras estar un rato en el piquete de Galerías, y entusiasmados de todas la vivencias de la mañana; Claudio, Mesones y yo nos plantamos en la puerta del Fidiana con nuestra bandera roja, a esperar salir a los esquiroles -profesores o alumnos- que saldrían del Fidiana. Hay que decir, que creo recordar que solo hubo uno o dos alumnos ese día en Fidiana.
Por la tarde volvimos a quedar, Claudio, Mesones, Rosa, Amanda, y nos fuimos para la manifestación Exasperados por la lentitud del grupo, Claudio y yo nos adelantamos con nuestra “bandera de combate” al viento. Cuando llegamos al Melia, la manifestación ya había salido pero... algo raro vimos... delante de la manifestación un grupo de uniformados con cascos corrían.. Pensamos que los antiditurbios estaban interviniendo... Aunque si era así era peligroso, no nos asusto lo suficiente la escena, es mas aceleramos el paso... y fue entonces cuando nos dimos cuanta que los uniformados de los cascos que corrían de un lado para otro eran los bomberos que se habían sumado a la protesta con uniformes y todo, y que sin duda animaron la marcha con sus carreras. La manifestación termino en una atestada plaza de las Tendillas, mas de 20.000 personas recorrimos las calles de Córdoba Entre ellos el grupo de fidianeros, entre los que destacaba Mesones con sus lemas “fascistas, sociatas, sois tos las mismas ratas” o a los que se asomaban de los balcones de Ronda de los Tejares y Cruz Conde “No nos mires, ¡tirate!”
Recuerdos de adolescencia que ahora vuelven al calor de otra huelga general. Hoy hay mas motivos para hacer huelga que entonces, y yo personalmente, tengo mas conciencia de ello que la tenia entonces. Aquellas generación de adolescentes, a la que pertenecíamos aquellos fidianeros, somos los que tenemos una gran inestabilidad laboral, somos los que en muchos casos hemos llegado a la treintena viviendo en casa de nuestros padres, somos los que estaremos hasta los setenta años pagando hipoteca – y si no luchamos- trabajando sin poder jubilarnos a una edad decente para poder disfrutar de la vida. Somos las generación de la bruja Avería y el “¡Viva el mal! ¡Viva el capital!”. Somos la generación golpeada desde nuestra adolescencia por el neoliberalismo. Nosotros vamos a la Huelga General.
Y además, Eduardo era un hombre justo y cabal, que supo sembrar en sus hijo la semilla de la igualdad.
ResponderEliminarSu hijo, es un ejemplar juez que ejerce con dedicación en la audiencia de Palma de Mallorca.
¿Os suena?.
Anda que su padre no estará orgulloso, esté donde esté.